Es importante destacar que el retraso en los pagos puede afectar negativamente no solo a las empresas y autónomos, sino también a la economía en general. Una situación de morosidad puede generar incertidumbre y dificultar la inversión y el crecimiento.
Cada vez más negocios españoles corren el riesgo de cerrar a causa de la morosidad de sus clientes. Distintos expertos, incluido el propio Gobierno, ya venían advirtiendo que este otoño se presentaría con muchas dificultades para miles de autónomos. La inflación y la subida de los tipos de interés ensombrecen las previsiones para 2023 y están provocando un repunte de la morosidad en los créditos financieros.
El último Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, ha puesto de manifiesto que la morosidad que sufren los negocios, especialmente los más pequeños, ha aumentado un 6% este otoño respecto al anterior. Según este informe, en estos últimos meses, un 60% de los negocios españoles ha sufrido el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados. Y una buena parte de todas estas empresas que se han visto afectadas por los retrasos en el pago de las facturas ven amenazada la continuidad de su actividad por este mismo motivo.
Por lo tanto, es necesario tomar medidas para hacer frente a la morosidad y recuperar los impagados de una manera eficiente y justa.
Algunas posibles soluciones pueden incluir la implementación de sistemas de gestión de cobros eficientes, la negociación de acuerdos de pago con los clientes morosos y, en casos extremos, el recurso a medidas legales para recuperar los impagados. También es importante que las empresas y autónomos se aseguren de cumplir con los plazos legales de pago establecidos en la ley, para evitar situaciones de morosidad y mantener una buena relación comercial con sus proveedores. Además, puede ser útil contar con el apoyo de organizaciones que ofrezcan asesoramiento y un servicio de recobro especializado y de confianza.